En el pasaje bíblico sobre las hijas de Zelofehad vemos a Dios siendo consultado sobre una cuestión de género y pronunciándose a favor de las mujeres. Todas las veces que encontramos situaciones de injusticia de género en la Biblia, no se trata de consultas, sino hombres que se sienten con una autoridad superior porque Dios es masculinizado. Debemos predicar y recordar desde la educación bíblica de las y los pequeños, que la mujer es imagen y semejanza de Dios, tanto como el varón. Debemos hablar y predicar la figura materna de Dios, dadora de vida, que cría y cuida de hijas e hijos. Y debemos formar a nuestras pastoras y liderazgos en prevención y atención de la violencia de género, en identificar signos de violencia familiar, en hablar de esta temática y permitir a los varones de las comunidades trabajar su afectividad. Callar es garantizar la continuidad de la violencia.