El Presbiterio de la Costa de Iglesia Presbiteriana de Colombia comparte la siguiente oración en carácter de pronunciamiento, ante la situación política y social que vive el país caribeño, con gran parte de la población civil reclamando diálogo al gobierno para mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población, para reactivar la paz y terminar con la violencia paramilitar, para dejar de beneficiar a las y los grandes poderosos a costas del sufrimiento de las clases menos pudientes.

El Presbiterio de la Costa de la Iglesia Presbiteriana de Colombia, sesionó en Asamblea los días 13 y 14 de diciembre de 2019. Representantes de las comunidades eclesiásticas de la región colombiana del Caribe, intercambiaron, entre otros asuntos, sobre la coyuntura política y social: las grandes manifestaciones callejeras que se multiplicaron por todo Colombia desde el paro nacional del 21 de noviembre pasado. La Asamblea acordó pronunciarse al respecto y compartieron con sus comunidades una oración en carácter de pronunciamiento, que fue compartida el día de ayer en los servicios dominicales de las comunidades presbiterianas del Caribe.
Oración del Presbiterio de la Costa ante la situación actual de Colombia
Dios, que escuchas el clamor de tu pueblo, como Presbiterio de la Costa Norte de la Iglesia Presbiteriana de Colombia, reunidos en nuestra asamblea de 2019 oramos por la situación que estamos viviendo en Colombia.
Dios misericordioso, nos duele la forma como este gobierno está haciendo trizas el acuerdo de paz que tanta esperanza produjo a un amplio sector del pueblo colombiano. Nos produce desesperanza que este gobierno se niegue a dialogar para buscar una salida no violenta al conflicto armado que seguimos viviendo y no escucha a muchos sectores de la sociedad que reclaman mejores condiciones de vida.
Dios de la vida, seguimos siendo testigos del llanto y el dolor de muchas comunidades y familias, por el asesinato de cientos de líderes sociales, trabajadores por la paz, excombatientes y sus familiares. En los últimos días hemos visto cómo el ESMAD ha asesinado, reprimido y encarcelado a jóvenes y estudiantes que han salido a protestar, en las calles de varias ciudades de nuestro país, pidiendo más educación, mejores condiciones laborales y perspectivas de un mejor futuro para sus vidas.
Dios, en nuestra asamblea recibimos la noticia del asesinato de Manuel Antonio, quien se encontraba en proceso de reincorporación en la región de Antioquia. Hace algunos días celebramos que organizaciones ligadas a DIPAZ, lograron conseguir tierras para proyectos productivos, donde Manuel estaba participando. Hoy nos unimos al dolor y llanto de la familia y comunidad excombatientes, a la cual Manuel pertenecía. Pedimos, Dios, que nos ayudes a actuar para detener las muertes de más excombatientes y sus familiares, dado que a la fecha van 218.
Dios de la justicia, escúchanos, ya que vemos que no hay medidas para erradicar la corrupción, la desigualad sigue creciendo, el gobierno da beneficios tributarios a las grandes empresas mientras disminuye el salario y aumenta los impuestos de las personas que trabajan. Junto con esto las políticas económicas actuales están dirigidas a seguir explotando la naturaleza, con lo cual condenan a muchas comunidades a muerte y se siguen enriqueciendo los grupos económicos que controlan nuestro país.
Dios de la esperanza, en las últimas semanas hemos visto señales que nos indican que es posible un cambio en Colombia. Millones de trabajadores, campesinos, indígenas, mujeres, colectivos artísticos, estudiantes y las diferentes comunidades han salido a las calles a manifestar su inconformismo, a protestar y a solicitar diálogos con el gobierno para construir soluciones a los graves problemas que sufrimos. A esta protesta se han unidos artistas y personas desde sus casas, que a través de cacerolazos hacen sentir su rechazo a la forma como el actual gobierno está conduciendo el país a nuevos y peores ciclos de violencia.
Dios, pedimos que tu Espíritu y la esperanza que anunció Jesús, aumente nuestro compromiso y nos permita unirnos a los millones de personas que están clamando y se están movilizando por mejores condiciones de vida en Colombia. Que nuestras comunidades de fe se conviertan en espacios de oración, educación, diálogos y construcción de alternativas, a los problemas que estamos viviendo, y así, poder vivir en paz y reconciliados.
Que tu Espíritu nos acompañe siempre en la proclamación de las buenas nuevas de paz.
Amén.