Cuatro de los ocho tanques de la base de supertanqueros de la ciudad cubana de Matanzas, fueron consumidos por el intenso incendio que se inició el viernes 5 de agosto y sigue ardiendo, aunque en menor dimensión. «Entre las personas hay un sentimiento de que ya el incendio está bajo control» cuenta la secretaria ejecutiva de AIPRAL, Rev. Dora Arce-Valentín, quien estuvo este jueves nuevamente en la zona, direccionando diferentes donaciones y acompañando a las familias de las personas aún desaparecidas, así como a las más de 600 evacuadas.
La localidad de Matanzas es noticia a nivel internacional por el incendio desatado en los depósitos de la Comercializadora de Combustibles de Matanzas, tras la caída de un rayo en uno de los tanques de petróleo. La situación se volvió crítica, siendo necesaria la evacuación de la población circundante y contando dos personas fallecidas, una de ellas un bombero de los cientos que se hicieron presente día tras día para combatir el avance de las llamas. El humo y el hollín afectan todavía a la población matancera, y las organizaciones civiles y religiosas junto al Estado aúnan esfuerzos para atender a quienes han perdido todo.
La Rev. Dora Arce-Valentín se hizo presente una vez más, acompañando en esta oportunidad una donación del Centro Memorial Martin Luther King de La Habana y organismos parceros. «En la Universidad de Matanzas están evacuadas las familias a cuidado del estado, más de 600 personas, entre ellas 183 niñas, niños y adolescentes ,de 4 meses a 18 años.», señala.
Se compartió una tarde de juegos para acompañar a los más pequeños con pelota de fútbol y actividades de expresión: los más chiquitos dibujaron con tizas en las aceras, imágenes que evocaban la situación que les tocó vivenciar. «Estuvimos en una sucursal del Hospital de Matanzas dejando material desechable y demás insumos médicos, y luego nos dirigimos al Seminario de Matanzas donde se está colectando mucha de la ayuda y preparando módulos para las familias autoevacuadas.»
Viene la parte de la recuperación, de intentar encontrar y rescatar entre los escombros las pertenencias, de sanar y acompañar a quienes han perdido sus seres queridos o se han visto afectado en la salud por el incidente. Contemplando además, la dificultad económica que acarrea la pérdida de toneladas de petróleo tras las llamas, que afecta a la población cubana en su conjunto.