El tiempo litúrgico de la Cuaresma, es propicio para recordar la promesa de Jesús “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10 RVC) y desde ahí, hacer algunas consideraciones a partir de las vivencias actuales, de la trascendencia e implicaciones del 8 de marzo, como Día Internacional de la Mujer.
Nosotras,
entristecidas por tantas situaciones en las que nuestras mujeres de diferentes edades y de origen socio-cultural, han sido violentadas, abusadas, atropelladas, humilladas y asesinadas. Conscientes de las desigualdades sociales, políticas, económicas, religiosas y culturales son situaciones que niegan el derecho a la vida plena que Jesús de Nazaret ofreció para mujeres, hombres y la creación entera.
Afirmamos:
Como Mujeres pertenecientes a las Iglesias Presbiterianas y Reformadas, nuestro compromiso Evangélico con los Derechos de las Mujeres.
Como mujeres latinoamericanas y caribeñas, nos unimos a las diversas voces de mujeres que luchan y defienden una vida digna y con justicia de género. A una voz decimos:
¡QUÉ CESE LA EPIDEMIA DEL FEMINICIDIO!
Proponemos que:
Nuestro trabajo pastoral y de acompañamiento estén enfocados a la formación de las nuevas generaciones, niñas, niños, adolescentes, jóvenes que se empoderen desde el Evangelio, para construir sociedades en donde la convivencia sin violencia y en paz, sea una realidad y no simplemente una añoranza.
Las mujeres de AIPRAL decimos Presente:
Para contribuir en los esfuerzos bíosicosocioespirituales y legales que, desde los diferentes movimientos de mujeres en Nuestra América, se están haciendo para lograr una vida más justa y digna.
Para continuar clamando al Dios de la Vida y de la Historia para que cesen las reiteradas violaciones a los Derechos Humanos de las Mujeres y podamos ser fortalecidas para construir juntas y juntos otro Mundo posible.
¡NO AGUANTAMOS MÁS ESTE DOLOR!
¡NUESTROS CORAZONES ESTÁN POR ESTALLAR! ¡ESTAMOS TAN AGITADAS QUE NO PODEMOS QUEDARNOS CALLADAS! YA ESCUCHAMOS LAS VOCES PIDIENDO JUSTICIA; YA NOS UNIMOS A LOS GRITOS EXIGIENDO PAZ. DE REPENTE NOS HEMOS QUEDADO SIN NUESTRAS COMPAÑERAS, PUES ELLAS HAN SIDO ASESINADAS. SOLO VEMOS SUS CUERPOS SIN VIDA Y ESCUCHAMOS LOS
LAMENTOS DE LAS QUE SUFREN.
¿HASTA CUÁNDO TENDREMOS QUE SOPORTARLO?
parafraseando Jeremías 4:19-22 TLA
por Tania Tamez Grenada