Luto en Brasil ante las muertes por covid-19

El duelo «es un gesto necesario y evangélico» para «permanecer sensible y comprensivo ante el sufrimiento, la muerte y el dolor que ya han causado cientos de miles de muertes en el mundo». Con estas palabras, AIPRAL acompaña la decisión de la Iglesia Presbiteriana Independiente de Brasil (IPIB), que decretó el duelo oficial en todas sus iglesias, por el período de 3 días, ante la muerte de varios de sus miembros afectados por el covid-19 y de miles que se suman en todo el país y en el mundo.

La carta, firmada por el presidente de la Alianza, Rev. Agnaldo Pereira Gomes, y por el secretario ejecutivo Rev. Darío Barolin, señala:

Hemos tomado noticia de vuestra declaración de luto oficial por tres días debido a las muertes acontecidas por causa de la Pandemia de COVI-19. Creemos que es un gesto necesario y evangélico de mantenernos sensibles y en solidaridad ante el sufrimiento, la muerte y el dolor que lleva ya centenares de miles de muertos en el mundo. 

Desde AIPRAL queremos sumarnos a vuestro llamado y al mismo tiempo hacerles llegar nuestra palabra afectuosa y compasiva para uds. y todas las hermanas y hermanos de la IPIB. 

Oramos junto con uds para que Dios en su misericordia nos muestre caminos de sanidad, de cuidado mutuo. 

Oramos para que Dios en su gracia nos transforme una vez más y pongamos la vida humana y de toda la creación en el centro y fundamento de nuestras sociedades. 

Oramos también para que Dios dé sabiduría a nuestros gobernantes y puedan ellos mismos escuchar la Palabra del Dios de la vida para tomar las decisiones en bien de su pueblo. 

Nuestra fe es en Jesucristo resucitado de entre los muertos por eso podemos exclamar con el apóstol Pablo:

… tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.

2da Corintios 4:7- 10

La carta fue una respuesta en acompañamiento de la declaración emitida por el Comité Ejecutivo de la iglesia miembro:

IGLESIA PRESBITERIANA INDEPENDIENTE DE BRASIL

LUTO OFICIAL

«si mi pueblo, sobre el cual se invoca mi nombre, se humilla y ora, y busca mi rostro, y se aparta de sus malos caminos, yo lo escucharé desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.» (2Cr 7:14).

La Iglesia Presbiteriana Independiente de Brasil decreta, a través de su Comité Ejecutivo, el duelo oficial en todas sus iglesias, por un período de 3 (tres) días, a partir del 18/05/2020, ante la muerte de varios de sus miembros afectados. por COVID-19 y los miles que se suman en nuestro país y en todo el mundo.

El mandamiento bíblico es que debemos «llorar con los que lloran», siguiendo el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, quien también lloró ante la muerte de Lázaro, mostrándonos que la vida es un regalo de Dios. Sin embargo, nuestro grito de llanto no es de desesperación, ni de impotencia ni desesperanza. Nuestra lágrima es esperanzadora a través de la oración y las promesas bíblicas de que «Dios enjugará todas las lágrimas de nuestros ojos». Y, en fidelidad a la enseñanza de Jesús, nuestra proclamación es que siempre izaremos la Bandera Real en protesta contra toda muerte.

Por lo tanto, en estos tres días de duelo oficial del IPI do Brasil, de una manera más intensa, debemos clamar contra los poderes de la pandemia, poner nuestra rodilla en el suelo, humillarnos y rezar para que Dios consuele a los dolientes, cure a los enfermos, proteja Los profesionales de la salud y aquellos que trabajan por la vida para continuar, e iluminar a los investigadores en la producción de vacunas y medicamentos.

Oremos también para que Dios ilumine a las autoridades gubernamentales a nivel federal, estatal y municipal, que tengan sabiduría y responsabilidad en el manejo de esta pandemia y sus consecuencias para todos los sectores que apoyan la vida humana. Que nuestro grito sea: «Señor, sana nuestra nación y nuestro planeta».